Click Day y ciudadanía: cuando el Estado promete lo que no puede cumplir

El 1 de octubre de 2025, Italia habilitó 15.000 cupos para trabajo estacional en el sector turístico-hotelero, bajo el marco del Decreto de Flujos. El llamado click day prometía agilidad y oportunidades, pero para muchos empresarios italianos fue, como señaló Stefano Camilloni, una “gran broma”: plataformas colapsadas, burocracia excesiva y cupos desconectados de la realidad laboral.

Desde la mirada de quienes acompañamos procesos de reconstrucción ciudadana, esta crítica no sorprende. Si el Estado italiano no logra gestionar con eficiencia un mecanismo ya vigente, ¿cómo garantizará la implementación seria y humana del permesso di soggiorno per discendenza italiana, previsto en la Ley 74/2025 pero aún sin reglamentación concreta?

🔍 Dos modelos en tensión

  • El Decreto de Flujos exige contratos previos, asseverazioni, garantías de alojamiento y velocidad digital.
  • El permiso por descendencia exige memoria, documentación legítima, arraigo y respeto por la historia familiar.

Ambos requieren infraestructura jurídica, coordinación interinstitucional y voluntad política. Pero mientras uno responde a necesidades coyunturales del mercado, el otro interpela al Estado en su dimensión histórica y ética.

⚠️ ¿Promesa o maniobra?

La falta de reglamentación del permesso per discendenza —a meses de aprobada la ley— genera dudas legítimas. ¿Estamos ante una verdadera apertura institucional o frente a una maniobra política burda, diseñada para calmar reclamos sin intención real de implementación? La ciudadanía reconstruida no puede quedar atrapada en gestos simbólicos sin sustancia jurídica.

🧭 ¿Qué defendemos?

Defendemos que la ciudadanía no se compra ni se improvisa: se reconstruye con verdad documental, arraigo territorial y dignidad familiar. Y que el Estado italiano debe estar a la altura de esa reconstrucción, no repetir el modelo de cupos y colapsos.

Mientras tanto, seguimos acompañando a cada descendiente con estrategia, empatía y claridad. Porque el derecho no se mendiga: se ejerce.

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