La sangre no prescribe. La identidad tampoco.

En tiempos de reformas y restricciones, la Sentencia N.º 142/2025 de la Corte Constitucional italiana recuerda algo esencial: La ciudadanía italiana por sangre no se solicita, se reconoce. No se crea, se declara.

“La cittadinanza fondata sul vincolo di filiazione ha carattere permanente ed è imprescrittibile…” (Corte Constitucional, punto 6.2 – Considerato in diritto)

Esta afirmación no es solo jurídica: es profundamente simbólica. Quien nace de un ciudadano italiano es italiano desde el primer día, sin importar el país, el idioma o el tiempo transcurrido. No hay distancia que borre el vínculo. No hay ley que invalide la memoria.

⚖️ El Estado puede tardar en reconocerlo, pero el derecho existe desde el nacimiento. Y eso, en derecho, produce consecuencias plenas.

Hoy, frente a la Ley N.º 74/2025 y su intento de limitar el reconocimiento por vía administrativa, esta sentencia se vuelve faro. No analiza directamente la nueva norma, pero deja claro que la ciudadanía por sangre no caduca, no se condiciona, no se negocia.

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