La reciente reunión en Bruselas liderada por Giorgia Meloni, junto a otros 12 países de la Unión Europea, confirma una tendencia clara: Europa busca acelerar los procesos de repatriación y aplicar soluciones más estrictas en materia migratoria. Este enfoque pragmático y cooperativo, centrado en acuerdos con países de origen y tránsito, también se refleja en las reformas internas de Italia.
En ese marco, la Ley 74/2025 marca un antes y un después en el acceso a la ciudadanía italiana por descendencia. Esta norma, que convierte en ley el Decreto Tajani, limita el reconocimiento administrativo de la ciudadanía iure sanguinis, especialmente para descendientes lejanos. Además, centraliza los trámites en una oficina única en Roma, prevista para 2028, lo que pone fin a la posibilidad de presentar carpetas en comunas dispersas.
Este nuevo escenario plantea desafíos concretos:
- Menos canales administrativos para quienes buscan ejercer su derecho por sangre.
- Mayor presión migratoria sobre quienes ya están en Italia, sin garantías de regularidad automática.
- Necesidad de estrategias jurídicas, como el juicio por inconstitucionalidad, para defender derechos excluidos.
Desde la Gestoría Iannicelli, acompañamos este proceso con sensibilidad institucional, modelos replicables y recursos visuales que permitan a cada descendiente transformar la frustración en acción estratégica. La ciudadanía italiana ya no es solo un trámite: es una causa que exige claridad, empatía y articulación profesional.
